Satyricon - Nemesis Divina


Satyricon hoy por hoy no es la misma banda que fué en 1996, los miembros siguen siendo Frost y Satyr, pero sin duda que su sonido tras esta placa nunca fue el mismo. Con el Rebel Extravaganzza ya notabamos una tendencia hacia el Black Metal más crudo y misantrópico, alejandose del sentido más "vikingo" y anticristiano, en fin, cambiando la paganidad de los sonidos y las temáticas por un sonido más moderno y, como ya dije, temas misantropicos. Para explicar el cambio se me ocurren dos hipótesis: La primera dice relación con que luego de realizar una de las obras cúlmines del Black Metal de la "segunda ola" pudieron haber sentido una satisfacción tal que seguir esa línea significaría repetir fórmulas y en ese sentido cada nuevo disco sería una sombra de Nemesis Divina. La otra opción que se me ocurre es que al crear dicha obra cúlmine, su creatividad musical en lo referente al Black pagano pudo (y con justa razón) haber alcanzado su climax, por lo que era un buen momento para experimetar y cambiar el rumbo, total, cada vez que alguien critica un nuevo disco de Satyricon, basta con enrostrarle el Nemesis Divina para que se calle.

El rumbo actual de Satyricon dista mucho de lo que hicieron en sus comienzos, pero no por ello digo que sean malos discos, sólo que al ser más simples pasan a ser más trascendentales. Prueba de ello es que hoy suba Nemesis Divina y no el Volcano o el Now, Diabolical y, que si bien son buenos discos, no pueden estar catalgados dentro de la misma categoría del Nemesis Divina, porque, señores, este disco es una de las mejores obras de Black Metal "second wave". Y eso es mucho decir.

Un furibundo Satyr da inicio al disco exclamando "This is Armageddon!", seguido por los caoticos riffs de The Dawn of a New Age, que imprime toda la esencia pagana, lleno de odio, con muchos cambios de ritmo, unos fulminantes blast beats de Frost, con letras sacadas de Libro de las Revelaciones, que hablan sobre la llegada de los cuatro jinetes del apocalipsis, y que es una clara metafora del sentir anticristiano que bien caracteriza al Black Metal noruego. Luego llega una breve calma, pero la tormenta se avecina en un final devastador, melodico pero depresivo, veloz y tenso, con riifs de ultratumba que reclaman venganza y tienen sed de sangre, anticipando el "Gran día de la furia" del que nadie sobrevivirá.

Forhekset comienza con sonidos muy a lo "viking metal" evolucionando en un mid tempo con guitarras desgarradoras y cantos guturales con muchos arreglos de fondo, muy a la onda de lo que alguna vez hizo Dimmu Borgir en el Stormblast, pero más directo y pesado y con muchos elementos folk.

A continuación viene un tema en el que necesariamente hay que detenerse con cuidado, de esos temas que se escuchan con admiración, con impotencia, que plasma en rencor en el más profundo confin del alma del oyente y porque Mother North es sin lugar a dudas el mejor tema de Satyricon y probablmente el mejor tema de Black Metal en su vertiente pagana, que traduce la nostalgia por aquél pasado glorioso que tanto enorgullese a estos tipos, repudiando al cristiano evangelizador, que a punta de espada lograron adherir a los vikingos a su religión. Musicalmente reproduce ese sentir, con riffs infernales, como si pudiesemos oir las casas ardiendo, como si pudiesemos sentir de dolor de las tierras del norte al ser profanadas por lo insvasores. Es sin duda un manifiesto sobre el concepto que define al Black Metal, la añoranza por sus ancestros, valientes guerreros que fueron domesticados. Y concluye con el llamado a la venganza, este es el concepto del disco, cazar a los cristianos y aplastarlos con el espiritu del norte, con el corazón frió como el hielo de las más altas montañas y con el alma oscura como el interior de una cueva.

Dum Som Hater Gud continua con la ira y el deseo de venganza, de hecho, en español quiere decir algo así como "Odiamos a Dios" y reproduce eso en devastación musical, sonidos tensos y melodicos, pero a la vez oscuros, con deprimentes melodias de teclados de fondo.

El disco continua con Immortality Passion que resalta el sentir pagano, el culto a la naturaleza, el ocultismo, los rituales de sangre, la búsqueda por la immortalidad ya sea en vida o póstuma, evocando a los espíritus antiguos que alguna vez fueron llamados por los reyes vikingos antes de la batalla.

Nemesis Divina es el siguiente corte, y carga con ser el tema homónimo, por tanto debe ser capaz de explicar el concepto y traducirlo musicalmente. Lo anterior, tal como habia de esperarse, se cumple y con creces. Es un tema más perverso, y que como el título del disco, el némesis, aquella fuerza que no puede ser sobrepasada, tiene un origen divino, que nos trasciende. Eso expresa la maldita musica, que tiene elementos un poco más prgresivos mezclados con blast betas y sonidos paganos. Un tema muy interesante.

El disco llega a su fin con Trascendental Requiem of Slaves que es un instrumental que como sugiere el título, está dedicado a los "esclavos", entendiendo por esclavos a los guerreros domados. Este tema partucularmente resulta importante porque sintetiza todo el disco en musica, pasando por tres etapas. La primera, sonidos épicos y paganos, llenos de gloria, como fueron alguna vez los años del culto a la tierra y al trueno, luego sigue una sección melacólica que seguramente significa la conquista, la llegada del cristinismo, el dolor y la verguenza. Finalmente concluye con una sección tributo al Black Metal más convencional, con sonidos crudos y desgarradores, friós y satánicos, que expresan lo que se puede entender por el movimiento de ese entonces, donde el Black Metal logró revivir el odio y al espiritu del Norte, cuando se quemaron las Iglesias, etc. Un poco más o menos lo que decia el tema Mother North, ese llamado al la venganza, a recuperar las raíces paganas.

Todo disco conceptual que logre imprimir la idea en la música y acompañarla de letras ad-hoc (en este caso misticas, oscuras, frías y furibundas) es de por sí un buen disco. Para lo que se entiende como Black Metal, esas características se tornan mucho más importantes, de hecho, son fundamentales, pues como ya he mencinado en otras ocasiones, el Black Metal no es sólo música, es un concepto, y este disco lo plasma demasiado fidedignamente, en sus letras y en su música.



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